La pintura de José Bastidas
La figuración, con ribetes fiestas, de José Bastidas (Otavalo 1960) es un instrumento que le sirve al artista para abordar problemas de carácter social propios del medio, a partir de su propia concepción de la vida y mediante un lenguaje plástico personal. En sus obras de concepción ecológica crea, de algún modo a la manera de Wilfrido Lam, un universo de símbolos: pájaros, peces, mariposas, figuras biomorficas y vegetales, monstruos híbridos, etc., que diríase intentan una aproximación a los orígenes de las especies. Tienen un gran contenido de vida, una fuerza arrebatadora que los sitúa más allá de un común orden naturalista. La función constructiva de cada obra y la eficacia icónica de los personajes, extraídos del contexto cotidiano, asumen connotaciones que permiten ilimitadas combinaciones y por tanto diversas lecturas: humor, ironía, burla, rebeldía. Y en el fondo, quizás una acida crítica social que apunta contra las veleidades de unos grupos humanos sin identidad y sin destino. En el fondo hay una severa crítica contra la incapacidad de esos grupos, de asumir su circunstancia para superar, a partir de ese punto, una realidad deprimente. Sensible con el hombre del pueblo, el pintor hace sus personajes -trabajadores, músicos populares, señoritas del común, etc.- el objeto básico de su temática. Y trata cada uno de sus asuntos de modo espontáneo y directo, sin refinamientos ni preocupaciones esteticistas, con un dibujo fuerte, de rasgos estilizados y una paleta de colores intensos. Las veladuras en la obra de Bastidas contribuyen a matizar, los efectos cromáticos, en el contexto de una composición equilibrada y firme.
Este pintor no está interesado en hacer una obra preciosista, ni decorativa, ni comercial; quiere registrar lo que ve a su alrededor, sin amargura pero sin concesiones y con una dosis apreciable de crítica social. A lo largo de su trayectoria ha desarrollado un estilo, una manera muy propia, que le da carácter a su pintura, y que al conjugarse con su actitud sincera frente a la realidad, le ubica entre las figuras más destacadas de las más recientes promociones de la plástica nacional.
Historiadora Ibarreña, curadora de arte, promotora y consejera, nominada al premio nacional Eugenio Espejo.
Vive rodeada de cuadros y libros, pero volviendo a la historia de su infancia, señaló que estaba harta de la Biblia, hasta que consiguió que su abuelo lea sobre los profetas, algo que sí le gustaba. “Desarrollé una memoria que causaba asombro en la escuela de las monjitas”, indicó Inés Flores, refiriéndose a la U. Educativa Bethlemitas.